La promesa cumplida

Ahí estaba ella frente a mí, mirandome detenidamente, preguntando:

-¿Te dolio? Creo que si se me paso la mano.
-Tienes la mano pesada, pero no importa fue una promesa.
-¿Sigues con eso?
-Ya te lo dije...

Nos conocimos hace 10 años, desde que por casualidad coincidimos en el mismo salón de clases, habiamos estado juntos durante tanto tiempo, solo amigos y nada más. Cada quien confidente del otro,contandonos cosas que a veces no deberíamos, pero todo era porque teniamos confianza. Nos unia la amistad y una promesa de niños.

-Solo somos amigos, ¿no? Entonces porqué te enoja que ande con Miguel.
-Porque no es bueno para ti, ya lo conozco y me molesta que te hayas fijado en él.
- Mmm, ahora me vas a decir que tu eres el indicado y que te mueres por mis "huesitos".
- No, sino que sé su fama, solo consigue novias para el acostón y luego las deja...
- Y lo hace rico jijiji...
-Hija de la chingada, no me lo tenías que decir.
-No te enojes, no que no eres celoso de eso.
-Uta, que no, acuerdate lo que siempre te digo.
-Ok, no mas estoy chingando.
-Pero después no vengas chillando que Miguel te dejo.

Y dicho y hecho, unos meses después Miguel dijo adios, y ahi estaba ella a mi lado llorando, habian sido tantos meses desde que la tuve a mi lado, ya que el chico "pisa y corre" la tenia muy ocupada para platicar como acostumbrabamos.

Me conto como fue todo, cada detalle, asi como solia hacerlo siempre. Pero nunca dejo de llorar, solo me limite a decirle la frase que más odiaba decirle: "Te lo dije". No erá la primera vez que pasaba y por eso siempre se lo advertía. Después de ese día no hubo otro, solo era ella y yo, como amigos, como toda nuestra juventud.

-Oye-dijo mientras me golpeaba un costado.
-¿Que paso?
-¿Porq qué ya no has tenido novia?
-Porque no
-No me digas que por Miguel te volviste gay.
-Mmm... veo que ya lo superaste, ya haces bromas con él.
-Hay no voy a andar amargada toda la vida por un tipo.
-Porque no nos hacemos novios, ya estamos grandes y todo el tiempo salimos juntos.
-Y porque estamos grandes también entiendes que eso no puede ser, por lo que siempre te digo.
-Pero eso solo fue de chavitos, como es que te lo tomas tan en serio.
-Solo no me gusta romper una promesa, es todo.
-Está bien, amargado, mejor vamonos a tomar a algún lado, necesito unos tragos.
-Ok, pero...
-Tu invitas.
-¡Chinga! Eres rápida.


4 horas, 5 tequilas, 10 cervezas y una cantidad de alcohol que no recuerdo después, estaba ella encima de mi, haciendo sus movimientos y yo los mios, tanto étilo en la sangre mando a dormir al niño en mi y le quito la razón al hombre que no rompe promesas. Después de horas de sudor, terminamos y recobramos la cordura.

-Fue por el alcohol, ¿verdad?
-Callate mensa, estuvo bueno de todos modos.
-Igual que con Miguel.
-¿Vas a seguir con esas bromas?
-¿Vas a seguir con tus promesas?
-Claro, te toca cumplir a ti tu parte.

Sin pensarlo, con una velocidad que ni vi de donde llego el trancazo, me movio el rostro, dejando la huella de sus delicadas manos, que hasta ese momento las creí de esa forma.

-¿Te dolio? Creo que si se me paso la mano.
-Tienes la mano pesada, pero no importa fue una promesa.
-¿Sigues con eso?
-Ya te lo dije, el día que tu y yo despertaramos en la misma cama, me tienes que dar una buena bofetada... después de hacerlo claro esta.
-¿Y va a ser la ultima que te doy?
-Ya veremos, ya veremos.
-¿También es una promesa?
-¡Como jodes! Ahora dejame dormir.


Y después de ese día, la escena se repitio una y otra vez.